Romper con los tentáculos del revisionismo y el oportunismo es una condición necesaria para la militancia comunista, pues entendemos que ésta debe tener un sentido de lucha por el comunismo. La concepción revisionista y la de su hermano pequeño, la concepción oportunista, son difíciles de combatir dado que está muy arraigado en el subconsciente proletario, tanto por la educación académica que recibe en los colegios y universidades como por las prácticas profesionales y sociales que desarrollan en sus trabajos y lugares de ocio. Es la ideología elaborada, no espontánea, de la lucha de clases en que se desenvuelve el obrero común. Para desterrarla de la conciencia y praxis comunista hay que estar en continua lucha con dicha concepción. Vamos a ver algunos de sus aspectos más visibles y generales:
El revisionismo y el oportunismo no reniegan de palabra del socialismo, aunque sí de su carácter objetivo.
El revisionismo y el oportunismo no reniegan de palabra de la lucha de clases, aunque sí de su carácter dialéctico.
El revisionismo y el oportunismo no reniegan de palabra de la propiedad social, aunque sí de su carácter económico, de clase.
El revisionismo y el oportunismo no reniegan de palabra de la revolución proletaria, aunque sí del carácter político-militar para conseguirlo.
El revisionismo y el oportunismo no reniegan de palabra de la clase obrera, aunque sí de su carácter revolucionario.
El revisionismo y el oportunismo no reniegan de palabra del partido, aunque sí de su carácter de vanguardia, entendido como fusión de la vanguardia y del movimiento obrero.
Entendemos que la militancia comunista debe tener un contenido integral que ponga en cuestión todas las esferas de la que está compuesta la sociedad capitalista.
En la comprensión global de la cosmovisión marxista-leninista.
En el rechazo activo a las prácticas burguesas, como son: el amor al dinero, defensa de la promoción social en la estructura clasista de la sociedad burguesa, respeto a la legalidad jurídica burguesa, aceptación del matrimonio burgués, aceptación individual de la herencia burguesa, aceptación educativa de la ideología burguesa, aceptación pasiva de los vicios de las sociedades decadentes: alcohol, drogas, prostitución, etc., aceptación de la división en género de la sociedad.
En la promoción activa de hábitos saludables de vida.
En la promoción activa de la resolución militar de la lucha de clases: formación
militar específica.
