Imperialismo e inmigración obrera

Hay un tipo de migración que se desarrolla entre los países imperialistas que no vamos a abordar en este trabajo pues en nada influye en las condiciones de explotación de la clase obrera. Nos referimos a los flujos migratorios debido al cambio de residencia o doble residencia por voluntad propia, es decir, a personas que residiendo en un país se trasladan a otro de manera definitiva o provisional buscando unas condiciones de vida adecuada a su nivel de vida para mejorarla por razones climáticas o de cualquier otro tipo. El objeto de este articulo es centrarse en la migración forzosa motivada por razones de supervivencia, asegurarse una existencia digna. Este tipo de migración es la más importante en el mundo capitalista, motivada por razones económicas y/o sociopolíticas impulsadas por la pobreza el temor a perder la vida.

El capitalismo tiene su razón de ser en la producción de plusvalía y su posterior conversión en capital. Su tendencia general (al estar estructurado en procesos de producción privados e independientes que ser relacionan externamente) es al desarrollo desigual aunque conviva con otra tendencia a la concentración y centralización de capitales, en primer lugar a nivel nacional y posteriormente a nivel internacional. Esta tendencia general de la producción capitalista se ve reforzada por los intereses de los capitales nacionales más productivos a internacionalizarse, consiguiendo con ello ahondar en la desigualdad entre el devenir de los múltiples capitales y los países desarrollados y dependientes que sirve de base de apoyo en sus fines expansionistas.

La migración hay que observarla en este contexto del desarrollo capitalista como consecuencia de esta tendencia. Los países imperialistas apuestan por la migración al necesitar fuerza de trabajo dispuesta a ser explotada para aumentar exponencialmente la masa de plusvalía (la reproducción del capital a escala ampliada necesita explotar fuerza de trabajo, tanto de manera cuantitativa como cualitativamente) y los países dependientes como válvula de escape para liberarse de fuerza de trabajo disponible que no puede ser empleada por el desface que se origina entre la población y las necesidades de fuerza de trabajo de su proceso productivo.

Este tipo de migraciones están alentadas e impulsadas por la burguesía como clase pero con el freno pisado, es decir, de manera regulada (controlada según las necesidades de la reproducción del capital) pero sin hacerle ascos a su manera irregular (sin control oficial y, por tanto, sin estar sometida a la legislación laboral y fiscal). La combinación de ambas maneras de inmigración es la que mejor satisface a la burguesía, tanta a la gran como a la pequeña y mediana pues, por un lado, contribuyen a la reproducción general del capital y, por otro, contribuyen a una mayor recaudación de impuestos y a establecer una lucha competencial entre sectores de la clase obrera dando como resultado una caída de los salarios entre los sectores afectados.

El incidente reciente entre la frontera de Ceuta y Castillejos

Este es un incidente específico, aunque no el único (recordemos el incidente entre el Estado de Turquía y el Estado de Grecia, con la Unión Europea en medio, a consecuencia de lo mismo cuando el gobierno turco abrió las fronteras para que pasaran ¨ libremente¨ los huidos de Siria a cuenta de la guerra, entre dos estados en donde domina el régimen capitalista de producción. más de las vecisitudes de la inmigración desde el campo de la concepción y de la política capitalista, que utilizan la espita de la inmigración en sus disputas internas. En concreto, en el caso de Ceuta-Castillejos, el Estado marroquí al abrir la frontera provisionalmente y de forma súbita para dejar pasar a tropel a miles de personas, tanto marroquíes como subsaharianos, ha pretendido asestar un duro golpe al Estado español al poner en shock a su gobierno con el propósito de hacerle cambiar su posición, y de paso el de la Unión Europea, con respecto al reconocimiento de la libre autodeterminación del pueblo saharaui como así lo establece las resoluciones de la ONU, en sus fines por anexionarse el Sáhara Occidental con la bendición de las potencias imperialistas, sobre todo de EE.UU. con el que ha establecido un acuerdo para afianzar sus posiciones geoestratégicas en el Mediterráneo.

Lo preocupante de esta lucha entre Estados capitalistas es que dichos Estados utilizan la inmigración como arma de lucha entre Estados del mismo carácter burgués pero con intereses particulares distintos. Es decir, se juega con personas en situación de extrema pobreza y vulnerabilidad para solventar las diferencias entre distintos Estados opresores por muy dictatoriales o ¨democráticos¨ y ¨humanitarios¨ que pretendan serlo. El Estado marroquí no ha permitido el libre paso de las fronteras a personas con necesidades perentorias que satisfacer, que por cierto, se les niega a base de palo y tiros en sus propias fronteras, sino que los ha utilizado contra el Estado burgués español para conseguir ventajas económicas y políticas sabiendo que los inmigrantes que han pasado la frontera serían retornados con la efectividad de la política del palo y la zanahoria, por la fuerza del orden burgués español (ejército, policia y guardia civil) y las negociaciones a varias bandas de la diplomacia española y europea.

El Estado marroquí que juega habitualmente de poli malo (el que impide el paso de la inmigración africana a costa de elevadas sumas de dinero de la Unión Europea y del Estado español como representantes de los intereses de los capitales españoles en suelo marroquí) frente al Estado español que juega habitualmente de poli bueno por recibir a fuerza de trabajo africana para ¨darle la oportunidad de labrarse un futuro mejor¨, ha intentado hacer ver, en una primera instancia, hacer ver al mundo árabe que emigra (incluida su población) que el poli malo está en el otro lado de la frontera, en el Estado español. ¡Qué paradoja del mundo capitalista! El mundo al revés…. aparentemente. En realidad no es otra cosa que la evidencia de las dos caras de una misma moneda: dos Estados capitalistas que pugnan por defender los intereses de sus burguesías, la defensa a ultranza del orden internacional burgués, contra los intereses del mismo proletariado, ya sea marroquí, español, senegalés, camerunés, etc. porque el proletariado no tiene un carácter nacional, aunque conviva en unas fronteras determinadas, normalmente en donde nace, sino internacional ya que tiene los mismos intereses inmeditos y estratégicos. Le ocurre lo mismo que a la clase capitalista, que no tiene patria. Su patria es el régimen capitalista de producción, al igual que la patria del proletariado es el SOCIALISMO.

La hipocresía de la concepción pequeño-burguesa sobre la inmigración

Aunque la burguesía como clase alienta e impulsa la inmigración por motivos económicos, cada fracción de esta clase tiene diferentes motivaciones y posiciones políticas sobre esta tendencia del desarrollo capitalista. Mientras que la gran y mediana burguesía son más proclives a su impulso, aunque de una manera ordenada, la pequeña burguesía (al margen de lo que digan sus líderes políticos, por ejemplo Vox) es más reacia a justificarla, y cuando la impulsa, debido a sus necesidades, es partidaria mayoritariamente de manera irregular, es decir, sin ningún tipo de control oficial para sobreexplotarla, ya sea para su empleo en trabajos peligrosos, tóxicos, incómodos, etc., ya sea para su empleo en condiciones de explotación denigrante. Esta diferencia en el modo de entender e impulsar la inmigración, es decir, emplear fuerza de trabajo no nativa para explotarla, se debe a las distintas condiciones económicas de explotar la fuerza de trabajo: la fracción de la burguesía que está en condiciones de explotar fuerza de trabajo como plusvalía relativa, esto es, mediante la prolongación del trabajo excedente, no tiene que utilizar subterfugios represivos para conseguir una mayor explotación de la fuerza de trabajo, mientras que la fracción que está más condicionada a la explotación de la fuerza de trabajo como plusvalía absoluta, esto es, mediante la prolongación de la jornada de trabajo, tiende a utilizar medios represivos para aumentar su explotación. A esta última fracción de la burguesía se le une parte de la aristocracia obrera, que también se aprovecha en estas condiciones de la inmigración irregular o clandestina.

Dentro de estas dos últimas fracciones de clase cohabitan dos tendencias ideológicas y posiciones políticas sobre el tratamiento a la inmigración: La más reaccionaria y protofascista que representa Vox y ciertos sectores ocultos del PP que anteponen la Nación a la inmigración, considerando un peligro para aquella pues disuelve la pureza de la raza autóctona que se considera superior, y la que representan las distintas ONG’s y la Iglesia católica, amparada en el derecho universal de la libre circulación de personas. Dos formas ideológicas y posiciones políticas que están muy determinadas por sus condiciones de reproducción de cada fracción de clase (no podemos olvidar que tanto las ONG’s como la Iglesia católica están financiadas en gran parte por el Estado para realizar sus funciones específicas que no son otras que hacer las labores que el Estado laico no puede realizar directamente ya sea por su carácter ideológico o por su carácter social, las cuales las subcontrata para abaratar costes). Dos formas ideológicas que se complementan, aunque a simple vista se encuentran en las antípodas, dado que una es el reverso y la otra el anverso de la misma moneda, de la misma realidad social: actúan por caminos diferentes pero hacia la misma meta, el mantenimiento del régimen capitalista de producción limpiando las asperezas del funcionamiento del sistema.

La política revolucionaria sobre la inmigración

Los comunistas entendemos la inmigración como condición necesaria del desarrollo capitalista de producción, que se agudiza por la forma imperialista en que se transformando la producción. Dicho de otra manera sencilla: la inmigración de los obreros es un fenómeno social del cual se aprovechan los paises desarrollados que al necesitar mayor concentración de capital constante atrae mano de obra barata de los países pobres según sus necesidades productivas, estando implícito en la genética reproductiva y de acumulación del capital.

Esta lógica capitalista sólo actúa para la reproducción del capital, no para la preparación y desenvolvimiento de la revolución proletaria mundial, pues la fuerza social activa que tiene que actuar como sepulturero del capitalismo se divide política e ideológicamente dada la ley que rige dicha revolución: carácter internacional de la revolución y carácter estatal de su realización. La decisión que está detrás de los proletarios para emigrar tiene mucho que ver con satisfacer sus necesidades vitales para sobrevivir, que se le niega en su país de origen, es decir, tiene un carácter individual, no de clase, y políticamente es resultado de la inmadurez política como clase, a lo más se ha establecido como clase en sí. Se tiene que dar el paso de constituirse en clase para sí, es decir un proceso histórico, económico y político, en donde el aspecto principal es que la clase se reconstituya en partido pero como sujeto revolucionario. Es a partir de ese momento donde la toma de decisión de migrar será minoritaria dentro de su clase y la tarea social de la clase será derrotar a la burguesía mediante guerra popular para construir relaciones socialista de producción. En tal caso la migración empezará a extinguirse en la medida que se extingan las relaciones sociales que la hacen posible.

Así pues, la tarea principal hoy es reconstituir el sujeto revolucionario como movimiento revolucionario, es decir, la fusión del socialismo científico con el movimiento obrero. No como dirección del movimiento espontáneo al modo como lo entiende el revisionismo (vanguardia / masas), sino como movimiento revolucionario (vanguardia integrada en la clase como movimiento: proletariado revolucionario). Esto solo es posible a través de la lucha de dos líneas como Balance del Ciclo de Octubre en el contexto de la Reconstitución del Comunismo.

La clase obrera no tiene fronteras, es única y universal

Por la Revolución Proletaria Mundial

Mayo, 2021

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