La pandemia pone de manifiesto la vulnerabilidad del capitalismo

Que el virus Covid-19 tenga un carácter natural o no artificial, es decir, no sea producido en un oculto y siniestro laboratorio, no implica que no sea fruto de las relaciones sociales que imperan en el capitalismo.

El proceder del pensamiento lógico nos enseña que, para llegar a cualquier conclusión, debemos analizar los problemas desde diferentes puntos de vista. Nosotros añadiríamos, además, que para analizar los problemas sociales hay que partir de una posición de clase aplicando la ciencia, en el caso del proletariado la teoría marxista, para hallar la respuesta y la solución correcta. La pandemia sanitaria originada por el Covid-19 hay que analizarla ampliamente, en donde se incluye el antes, el durante y el después, de lo contrario nos comportaríamos como la burguesía, reproduciendo sus puntos de vista sesgados por los intereses económicos y políticos a los que se debe. La mayor o menor profundidad de nuestra modesta aportación dependerá del bagaje ideológico y la capacidad analítica que poseemos, que constituirá el termómetro de nuestra posición política dentro de la vanguardia comunista.

 

Los partidos burgueses y el revisionismo ante el imperialismo

Las sociedades divididas en clases se comportan de acuerdo a las premisas económicas de su régimen de producción basada en la explotación de la fuerza de trabajo y en la apropiación privada del excedente producido. Las distintas sociedades clasistas se diferencian, entre otros aspectos, en cómo se explota la fuerza de trabajo en consonancia al grado de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas. A cada modo de producción le corresponde una estructura económica que designa a las distintas clases unas determinadas funciones en el proceso de producción de bienes materiales.

No se puede embellecer al régimen democrático burgués a costa de denostar a su otra cara, la fascista

En este sentido, la sociedad capitalista, más concretamente en su fase imperialista, el capital monopolista es el que dicta e impone mediante las propias leyes del funcionamiento del capital, bajo la supervisión y dominio del Estado, el devenir histórico de dicha sociedad. Los distintos gobiernos y las múltiples instituciones nacionales e internacionales se comportan de acuerdo a dichos planes legislando y gestionando para que se cumplan, ya sea mediante estructuras y convenciones sociales democráticas o mediante aparatos genuinamente represivos pues al capital le es indiferente el método empleado desde el punto de vista político-ideológico siempre y cuando se cumpla la reproducción a escala ampliada, que es su finalidad. Este es el motivo por el que no se puede embellecer al régimen democrático burgués a costa de denostar a su otra cara, la fascista, ya que el capital en su funcionamiento no entiende de carácter sino de funcionalidad, adoptando una u otra forma dependiendo de la coyuntura histórica en que se desarrolla. Los revolucionarios, en este sentido, no pueden caer en la trampa de elegir una de las dos formas, sino combatir las dos pues son partes de una misma realidad, dedicándose a organizar al proletariado para llevar a cabo su revolución social. Los distintos partidos políticos burgueses, tanto los que se sitúan en el arco de la derecha como los que se sitúan en el de la izquierda, están de acuerdo en lo fundamental, es decir, en la defensa del régimen capitalista de producción, al que consideran insustituible y eterno, diferenciándose en cuanto a su gestión, es decir, el modo de abordar los efectos de las contradicciones internas del sistema, aunque haya algunos partidos que se comportan como si no comprendieran el funcionamiento del capital como un todo. Nos estamos refiriendo a los partidos de la pequeña burguesía con tintes fascistas y a los de la aristocracia obrera con tintes progresistas, que tanto unos como otros, sueñan con que exista el capitalismo sin que se desarrolle plenamente en su forma imperialista.

Si nos atenemos expresamente a los programas electorales de los más destacados de estos partidos en cuanto a su peso parlamentario, tanto el PP como el PSOE están a favor de la globalización y del libre comercio sin ningún tipo de trabas, apostando por un mayor protagonismo de la burguesía española en el mercado mundial, especialmente en Europa y en Iberoamérica. Según sus programas, el PSOE facilitando desde el Estado el aumento de la productividad e internacionalización de las empresas, y el PP introduce además un aspecto que consideran importante, la reducción generalizada de los impuestos que afecten a las empresas para hacerlas más competitivas. Estos dos partidos coinciden en un aspecto importante para la economía de la burguesía española en su política de integración al capital imperialista: la exportación de mercancías y capitales. Unidas Podemos (UP) y VOX, cada uno a su estilo, ponen pegas a la globalización por considerar que ésta restringe la soberanía nacional y – aspecto clave- agranda la brecha entre el gran capital y la clase media, categoría esperpéntica de la sociología burguesa con la que se trata de ocultar la existencia de las clases en el capitalismo y la lucha de clases que se desata en su seno por la liberación del proletariado de la explotación capitalista y su justa lucha por construir una nueva sociedad sin clases, lo que supone, en primer lugar, la derrota política de la burguesía y la destrucción de su Estado opresor.

El revisionismo merece una especial mención pues su doctrina y presencia en la lucha de clases hace más daño a la clase obrera, dado que se presenta como ¨amigo¨ de los explotados que lucha codo con codo con ellos por conseguir un mundo mejor, comportándose en realidad como un agente secreto de la burguesía con el objetivo de crear confusión y desorientación entre los obreros más avanzados en su lucha por construir una nueva sociedad. Se apoyan en un pseudo marxismo y en una terminología ¨revolucionaria¨ para meter de contrabando la concepción del mundo burgués adaptada a las condiciones de existencia del proletariado. Su primordial tarea es la de actuar contra la teoría marxista en su intento de revisarla, extirpando su carácter revolucionario y asimilarla a los intereses del mundo burgués de la manera más vulgar, considerando, de hecho, el marxismo-leninismo una teoría evolutiva adaptada al curso de la ¨sociedad¨. La concepción del mundo del revisionismo nace con el surgimiento del imperialismo, teniendo su apoyo tanto entre las filas de la burguesía más ¨progresista¨, como en las filas de la fracción aristocrática del proletariado, a las que sirve de distinta manera y medio con el objetivo de combatir encarnizadamente al proletariado revolucionario en su lucha por la revolución socialista.

Su primordial tarea es la de actuar contra la teoría marxista en su intento de revisarla, extirpando su carácter revolucionario y asimilarla a los intereses del mundo burgués de la manera más vulgar

El PCPE es la organización más genuina del revisionismo moderno en el Estado español, tanto en cuanto al contenido de su línea política como por la forma de esconder su anticomunismo bajo una terminología pretendidamente revolucionaria, que ha ido adaptando paulatinamente en el tiempo como forma de protegerse de las críticas antirrevisionistas. Cada congreso que celebran lo aprovechan para introducir formas verbales pseudo revolucionarias para tal fin (aconsejamos la lectura de los documentos aprobados en cada congreso para comprobar lo que decimos). Por eso nos vamos a centrar en el PCPE y, en estas circunstancias, en su otro yo, es decir, en el PCTE (Partido Comunista de los Trabajadores de España), nacido en 2019 como escisión del PCPE, y que no ha cambiado en nada el contenido ideológico del revisionismo pues es un calco de su célula madre. No consideramos revisionistas al PCPE y al PCTE porque tengan errores ideológicos que derivan hacia la negación del marxismo como teoría de la explotación capitalista y de la lucha de clases, sino porque niegan la teoría de la revolución proletaria como consecuencia necesaria de la teoría de la explotación asalariada.

Nuestra crítica de hoy al revisionismo la vamos a centrar en dos temas generales que se irán desarrollando, con el objeto de comprender mejor su carácter de clase antirrevolucionario.

El revisionismo se apoya en determinados dogmas para dar sentido histórico a su existencia como la política acertada del proletariado. Pasemos a continuación a exponer cuales son estos dogmas para poder refutarlos. Los dogmas son principios no contrastados científicamente que tienen de especial que no se ponen en cuestión y que rigen el comportamiento práctico de los individuos o colectivos de individuos. Estos principios conforman un sistema que es el que da cuerpo a una línea de actuación; por ejemplo, en el caso de las organizaciones políticas. A estos dogmas del revisionismo son a los que nos referimos pues tratan de deslegitimar a los principios y praxis de la teoría marxista por medio de la manipulación, en unos casos, y de la negación, en otros. Queremos exponer estos principios del revisionismo como dogmas para comprender y combatir su sistema ideológico y decálogo de su militancia política, con los que desvían la atención de los elementos más avanzados de las masas proletarias de la teoría de la revolución socialista con el objeto de que no se incorporen a la vanguardia proletaria y dediquen su actividad política a la derrota de la burguesía de manera consecuente con el marxismo-leninismo. Estos dogmas son, entre otros:

* El imperialismo es capitalismo en transición al socialismo

Esta tesis es relativamente joven en la historia del PCPE dado que hace algunos años atrás se centraban exclusivamente, al analizar el imperialismo, en su carácter monopolista. Se consideraba al imperialismo un monstruo insaciable de plusvalía en beneficio del gran capital atropellando las más elementales libertades, públicas y privadas, y los derechos públicos del pueblo. Desde hace pocos años se ha dado un pequeño vuelco en esta consideración, dando un paso más allá…, pero equivocado, ya que la tesis que se defiende ahora implica posicionamientos políticos nuevos aunque manteniendo el mismo posicionamiento ideológico anterior: advenimiento del socialismo por el desarrollo cuantitativo de las fuerzas productivas, en donde el imperialismo, es decir, el Estado imperialista, tiene un papel vehicular.

Veamos a través de sus documentos congresuales esta concepción:

PCPE (X Congreso)

¨El imperialismo es capitalismo parasitario y en descomposición¨. (pág. 6)

¨El imperialismo es capitalismo agonizante¨. (pág. 6)

¨El imperialismo es capitalismo en transición al socialismo¨. (pág. 6)

PCTE (XI Congreso extraordinario)

¨Vivimos en el imperialismo, fase superior y última del capitalismo en la que opera un inexorable proceso de concentración y centralización del capital, de monopolización de la economía, de agonía, parasitismo y descomposición, que acentúa la explotación de la clase obrera y el saqueo de los pueblos con el único objetivo de maximizar la ganancia de los monopolios¨. (Cap. 1)

¨Vivimos en la época de la transición revolucionaria del capitalismo al socialismo¨. (Introducción)

Como se puede observar, tanto una como otra organización comparten la misma con-cepción sobre el imperialismo. Lo que tiene de especial esta concepción es la consideración de que el imperialismo es capitalismo en transición al socialismo. Ello quiere decir que del imperialismo se transita de manera histórico-natural al socialismo (pacífico, desde el punto de vista político) debido al grado de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas que necesita de una intervención política para ajustar la contradicción entre la producción social y la apropiación privada que caracteriza al modo de producción capitalista.

Cuando Lenin habla del imperialismo lo hace en otros términos completamente diferentes, manipulado por el revisionismo hasta convertir las palabras de Lenin en una caricatura. Veamos lo que dice Lenin:

¨El capitalismo se trocó en imperialismo capitalista únicamente al llegar a un grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las características fundamentales del capitalismo comenzaron a convertirse en su antítesis, cuando tomaron cuerpo y se manifestaron en toda línea los rasgos de la época de transición del capitalismo a una estructura económica y social más elevada¨. (El imperialismo, fase superior del capitalismo. Editorial Fundamentos, pág.98)

En este párrafo no ha lugar a interpretar que la ¨estructura económica y social más elevada¨ de la que habla Lenin sea la sociedad socialista, sino al imperialismo derivado del desarrollo del capitalismo competencial, una fase superior del capitalismo. Toda otra interpretación del imperialismo es pura manipulación de las palabras de Lenin, de la concepción leninista de la etapa imperialista del capitalismo. El imperialismo es la etapa histórica que le precede al socialismo y, por tanto, de transición…, (forma parte de la dialéctica materialista, la primera negación, pero para que se materialice plenamente la contradicción se tiene que producir la segunda negación, la negación de la negación, esto es, la revolución proletaria mediante la guerra popular revolucionaria). Y precisamente esto último es lo que no ¨ve¨ el revisionismo.

* El Estado burgués tiene un carácter funcional pues depende de la gestión de quien lo gobierne.

El revisionismo es muy prolijo en las referencias al sistema capitalista y a las clases que se derivan de dicho sistema, pero muy parco en cuanto al Estado burgués pues divorcia ambas realidades como si no tuvieran conexión entre ellas. Sin embargo, el marxismo es muy claro en cuanto al tema ya que considera al Estado como producto de un largo proceso histórico que al llegar a una determinada etapa necesita de una organización social acorde a ese desarrollo, esto es, a las contradicciones irreconciliables entre las clases sociales como manifestación de las condiciones de la producción material, en donde es dominante la propiedad privada de los medios de producción.

Cada modo de producción ha necesitado de un Estado que aborde estas contradicciones sociales en favor de la clase dominante y, en este sentido, cada Estado es propio de su modo de producción de acuerdo a la reproducción de sus condiciones sociales: todas las sociedades divididas en clases tienen en común el Estado como organización política para la reproducción de las condiciones de existencia de dicha sociedad clasista, que se sustenta en la explotación de una clase por otra.

El Estado burgués no le sirve al proletariado pues, como hemos dicho anteriormente, es fruto de una determinada producción social basada en el propiedad privada de los medios de producción. Es decir tiene un carácter de clase, que lo determina política e ideológicamente, por encima de su función administrativa (gestión). Y no le sirve tanto en el capitalismo como después de la toma del poder: por eso es necesario tanto la etapa de Guerra Popular Revolucionaria como la etapa de Dictadura del Proletariado, tanto para su destrucción como para la construcción de un nuevo Estado proletario, es decir, destrucción del viejo poder burgués y construcción del nuevo poder proletario, órganos de poder de su clase desde donde se dirige la lucha contra el Estado burgués. No se puede legitimar al Estado burgués bajo ninguna excepción, ni siquiera con el pretexto de conquistar poder mediante elecciones democráticamente celebradas y popularmente aceptadas. El Estado burgués no solo es el símbolo sino también la organización ejecutiva del dominio de clase de la burguesía, a la que siempre hay que deslegitimar y luchar decididamente hasta su destrucción.

El Estado burgués no sólo es el símbolo sino también la organización ejecutiva del dominio de clase de la burguesía

El revisionismo al aceptar tácitamente que se puede sacar partido del Estado burgués, ya sea por medio de reformas económicas y políticas, aunque ello no suponga negar la ¨toma del poder¨, se aparta del marxismo-leninismo y se acerca a la ideología del mal menor embelleciéndolo ante los ojos de las masas obreras. Y lo que es más importante, que se le otorga al Estado burgués la consideración de agente vehicular de la revolución hacia el socialismo pues todo se reduce a la toma del poder. ¿Qué poder? Visto de una manera esquemática: el Estado burgués gira mecánicamente hacia el socialismo mediante el impulso del ¨poder obrero¨. Más adelante podremos abordar este tema cuando analicemos detalladamente la concepción revisionista del socialismo.

 

* La conciencia de clase es innata en la clase obrera.

Según esta concepción la revolución obrera está garantizada dado que en el imperialismo se cumplen las dos condiciones generales: la objetiva, por el grado de desarrollo alcanzado por las fuerza productivas, y la subjetiva, por el aumento de la explotación de la fuerza de trabajo, tanto desde el punto de vista relativo como absoluto. Se introduce como condición particular para que ello se pueda materializar que el reformismo político y el sindicalismo del pacto social, a saber: que el reformismo político y el sindicalismo colaboracionista sean derrotado políticamente, dado que se consideran los responsables que dicha conciencia se adormezca durante el transcurso de la lucha de clases en favor de los planes de la burguesía. Veamos cómo lo expone el PCPE en sus documentos del X Congreso.

¨En esta agresión a los trabajadores y trabajadoras, la patronal y los diferentes gobiernos vienen contando con la estrecha colaboración de las posiciones sindicales que, abandonando el sindicalismo de clase, abrazan la política interclasista de la paz social y el pacto social permanente, anulando con ello la conciencia de clase y ayudando de este modo a los empresarios a conseguir sus objetivos¨ (documento X Congreso, pág.45-46).

¨El arranque espontáneo de la conciencia se sigue dando en el marco de la ideología burguesa, atraído principalmente por las ideas reformistas (pues, supuestamente, permitirían a las masas mejorar su posición sin romper con el sistema). Es tarea del Partido atender al estado de conciencia para elevarlo hasta un nivel revolucionario¨ (documento X Congreso, pág. 54)

¨Las masas obreras y populares, a través de la experiencia de su participación en la organización de la lucha, bajo orientación general del Partido Comunista, se convencerán de la necesidad de dirigir su actividad contra el dominio económico, político e ideológico del bloque dominante oligárquico-burgués¨ (documento X Congreso, pág. 68).

Cuando el revisionismo habla de conciencia de clase se está refiriendo al instinto de clase, que mediante su educación se transforma en conciencia de clase. Pero es que ese instinto tampoco existe realmente, igual que el proceso que lo eleva a la ¨conciencia de clase¨. El instinto de clase es un término acuñado por el revisionismo para dar validez a la concepción economista de la lucha de clases (las clases luchan para mejorar sus condiciones de existencia, concepción premarxista de la lucha de clases) con el objeto de justificar su peculiar concepto de clase.

Si la conciencia de clase fuese innata en la clase obrera sería un hecho excepcional, insólito, pues significaría que los obreros tendrían la capacidad natural de crear artesanalmente una concepción de la realidad sin pensar, es decir, de crear conceptos sin necesidad del proceso de su elaboración, lo cual se equipararían al demiurgo. Que sepamos hasta ahora el ser humano puede sentir y actuar como acto reflejo, por ejemplo comer y beber cuando siente la necesidad de saciar su deseo natural como medio para reproducirse; pero en ningún caso actuar planificadamente porque entonces sería un acto premeditado, pensado con antelación a su ejecución. Los obreros a lo más que pueden llegar es a reaccionar espontáneamente a los efectos de la explotación tal como reaccionaría cualquier ser vivo cuando se siente en peligro de perder la vida como medio de supervivencia, pero no contra el hecho social de ser explotado si no conoce previamente la explotación capitalista, es decir, las condiciones sociales de la explotación. Y para ello debe tener previamente conciencia de clase.

Esta concepción metafísica del concepto de clase es extraña a la teoría marxista, tanto en cuanto al sujeto portador de la conciencia como de la realidad sobre la que recae la conciencia como praxis social. Para el revisionismo la conciencia es el resultado de una suma entre dos elementos estáticos, el instinto de clase y la acumulación de experiencias del movimiento espontáneo, mientras que para el marxismo es la dialéctica de la praxis científica y del movimiento consciente del sujeto que quiere transformar la realidad. La voluntad del sujeto como ética o espontaneidad del movimiento práctico queda fuera de la determinación de la conciencia de clase, que no es más que la actuación práctica de los sujetos conforme a un posicionamiento político bajo la determinación de los intereses generales de la clase a la que pertenece, en el caso de los obreros a los intereses políticos del proletariado. Según esta determinación no todas las masas tienen conciencia de clase, ni lo van a adquirir por la simple acumulación de experiencias porque la conciencia no depende del movimiento de la clase, no de las masas, sino del posicionamiento como clase del sujeto en movimiento hacia su destino histórico.

* El Partido es la vanguardia organizada políticamente.

La concepción revisionista del partido está insertada en la teoría general de la revolución, que tanto el PCPE como el PCTE circunscribe a la toma del poder, muy influenciada por la ideología burguesa. Esta tarea es obra, según esta concepción, de una élite, el partido, que ocupa los aparatos del Estado, relegando a las masas que tanto adoran a realizar un papel secundario en cuanto a la intelectualidad pero primario en cuanto determina el inicio y transcurso del ´proceso revolucionario´ por el ascenso de su movimiento espontáneo tutelado por el Partido Comunista (autoproclamado). Según esta concepción el partido es definido como la élite de la clase (su vanguardia), activándose como dirigente del proceso por el impulso del movimiento espontáneo (organizado en el Frente Obrero y Popular) en pos de la mejora de sus condiciones de vida y trabajo, En otras palabras, se supedita el elemento consciente a ir a remolque del movimiento espontáneo, por otra parte motor de la acumulación de fuerzas.

Para el revisionismo la conciencia es el resultado de una suma entre dos elementos estáticos, el instinto de clase y la acumulación de experiencias del movimiento espontáneo, mientras que para el marxismo es la dialéctica de la praxis científica y del movimiento consciente del sujeto que quiere transformar la realidad

La concepción sobre la ¨toma del poder¨, esto es, la revolución en el argot revisionista, es compartida por ambas organizaciones anteriormente citadas, surgiendo la diferencia en la táctica a desarrollar para la acumulación de fuerzas en el seno del movimiento obrero (motivo fundamental de la escisión), en cuanto que el PCPE sitúa los esfuerzos en el fortalecimiento de los Comités de Unidad Obrera (alternativa organizativa sindical del nuevo sindicalismo de clase, es decir, fuera de los sindicatos tradicionales) y el PCTE en el fortalecimiento de la unidad sindical al margen de las siglas del sindicalismo tradicional, esto es, dentro de los sindicatos.

Más adelante hablaremos de la concepción sobre la toma del poder pues ahora nos vamos a centrar en la concepción sobre el partido.

El PCPE en sus documentos del X Congreso:

¨El Partido Comunista de los Pueblos de España es la expresión del grado de desarrollo de la lucha y de la conciencia de la clase obrera revolucionaria de nuestro país hasta nuestros días, heredero de las mejores tradiciones de lucha de nuestro pueblo y, muy especialmente, de la lucha revolucionaria de la militancia comunista que nos antecedió en el combate¨ (pág. 79)

El PCTE en su documento sobre el XI Congreso (extraordinario):

¨El PCTE, destacamento organizado de vanguardia de la clase obrera española, se proclama heredero y continuador de la Gran Revolución Socialista de Octubre y de la heroica lucha de hombres y mujeres que combatieron en nuestro país bajo la bandera del comunismo¨ (Introducción)

Lo volvemos a repetir una vez más. El partido no es la vanguardia organizada políticamente. ¡No! Esta concepción trasnochada se corresponde con el partido obrero, típico de la socialdemocracia de la II Internacional, élite de la clase obrera que le representaba políticamente. Vamos, un partido obrero hecho a medida de la ideología burguesa.

La clase obrera se constituye en partido porque es la forma dialéctica (vanguardia-masas) en que asume su tarea histórica, primero independizándose ideológicamente de la burguesía, después hacer la revolución vía guerra popular para a continuación empezar su labor histórica específica: construir el socialismo con el propósito de eliminar las clases sociales. La construcción del partido es el inicio de este proceso, por medio del cual puede concluirlo siempre y cuando se construya sobre unas determinadas bases: que el partido no sea la élite de la clase sino su movimiento revolucionario, resultado de la fusión de la vanguardia (que es la portadora del socialismo científico, es decir, por estar a la cabeza del proceso revolucionario) con el movimiento obrero (la parte que asume la teoría de la revolución proletaria, esto es, la que tiene conciencia de clase y actúa como tal).

Se reconstituye la vanguardia ideológica mediante un proceso de lucha entre el marxismo-leninismo contra todo tipo de revisionismo y oportunismo, dando como resultado la hegemonía del m-l como teoría general de la revolución proletaria. Posteriormente va creando relaciones políticas mediante una línea de masas entre los sectores más avanzados del proletariado, va creando nuevo poder en espacios organizativos propios para llevar adelante la tarea encomendada de destruir el viejo poder de la burguesía. Su movimiento no es espontáneo (no es el de las amplias masas que reaccionan contra los efectos del capital con la élite dirigiendo sus acciones) sino estratégico, midiendo sus fuerzas con la burguesía en el proceso dialéctico de la lucha de clases, es decir, revolucionario por la destrucción del viejo Estado y la construcción de la Dictadura del Proletariado mediante Guerra Popular.

Pero el revisionismo no solo tiene dogmas sino también negaciones, las cuales las manipulan con el objeto de que no aparezcan como tales. Veámoslo.

* La violencia de clase es la partera de la Historia: Niega la teoría de la revolución.

La concepción de la revolución proletaria que asume tanto el PCPE como el PCTE y el esquema de su realización son comunes al revisionismo en general. Veamos lo que piensan.

PCPE:

¨Hoy, aún dándose las condiciones materiales para el tránsito al socialismo-comunismo, no existen las condiciones subjetivas. Por eso, la grave crisis económica y política que sufre el capitalismo español no ha desembocado en una situación revolucionaria que abra paso a una crisis revolucionaria que sitúe como cuestión práctica la toma del poder¨ (Documentos X Congreso. pág. 80)

¨No es posible prever en qué momento y bajo qué forma concreta se presentará una situación revolucionaria, pero lo que es seguro es que no llegará a convertirse en una crisis revolucionaria si los de abajo no están dispuestos a dejar de vivir en el capitalismo. Será la acumulación de fuerzas en torno al PCPE, la organización y la movilización obrera y popular con objetivos revolucionarios, el cuestionamiento radical de todo el sistema de dominación y de todas las formas de opresión, lo que permita que en el momento oportuno, las fuerzas del frente obrero y popular por el socialismo jueguen un papel decisivo en la acumulación de fuerzas……¨(Documentos X Congreso, pág. 81).

¨No es posible prever en qué momento y bajo qué forma concreta se presentará una situación revolucionaria, pero lo que es seguro es que no llegará a convertirse en una crisis revolucionaria si los de abajo no están dispuestos a dejar de vivir en el capitalismo. Será la acumulación de fuerzas en torno al PCPE, la organización y la movilización obrera y popular con objetivos revolucionarios, el cuestionamiento radical de todo el sistema de dominación y de todas las formas de opresión, lo que permita que en el momento oportuno, las fuerzas del frente obrero y popular por el socialismo jueguen un papel decisivo en la acumulación de fuerzas…¨ (Documentos X Congreso, pág. 81).

PCTE:

¨No es posible prever el momento ni la forma en que puede presentarse una situación revolucionaria, lo determinante es la preparación del factor subjetivo y de la correlación de fuerzas que permita convertir esta situación revolucionaria en crisis revolucionaria, convertir la alianza social de la clase obrera con los sectores populares oprimidos en un frente obrero y popular que en condiciones revolucionarias, guíen la lucha revolucionaria hacia la toma del poder¨ (Documentos XI Congreso extraordinario. Cap. V).

Como podemos observar, para estos partidos la revolución se concreta en la toma del poder y el proceso revolucionario en la acumulación de fuerzas en torno al partido (vanguardia autoproclamada y autorreafirmada). Pim, pam, pum ¡Revolución! De un plumazo han borrado toda la teoría marxista de la revolución proletaria, que como todo marxista que se precie sabe que consiste en un plan planificado para destruir el viejo poder burgués a la vez que se construye el nuevo poder proletario. Es decir, que el proceso revolucionario, que empieza con la reconstitución del partido de nuevo tipo, se resuelve a través de la Guerra Popular. La omisión deliberada de la Guerra Popular, sustituyéndola por la rimbombante pero ¨inocente¨ toma del poder, constituye la prueba palpable de la aceptación de la Vía pacífica al socialismo y la negación de la violencia revolucionaria de clase. Esta concepción pequeño burguesa descansa en la idea general revisionista de que el imperialismo evoluciona de una manera natural hacia el socialismo (primer dogma), siempre y cuando se realice a través del control democrático del Estado (segundo dogma).

* El socialismo como paso previo al comunismo: Niega la Dictadura del Proletariado.

Este punto es el esencial puesto que es el que da sentido y coherencia a la teoría de la revolución proletaria. Es verdad que en las obras de Marx y Engels el concepto socialismo esté abordado de una manera genérica pues no podía ser de otra forma ya que no se tenía la experiencia de su realización, lo que ha dado pie a que se tergiversara su carácter científico. Tanto uno como otro han actuado con vehemencia ante este asunto a través de la crítica a la visión utópica que podía acompañar al socialismo, sobre todo en la etapa en que el capitalismo no estaba plenamente desarrollado: Marx con sus estudios científicos sobre el modo de producción capitalista y Engels en sus trabajos divulgativos sobre el esquema ideológico del socialismo científico en comparación a los escritos de los socialistas utópicos.

A medida que se ha ido desarrollando el capitalismo han ido saliendo nuevas teorías que tratan de descalificar o, al menos, tergiversar el marxismo, cuando en realidad lo que pone de manifiesto este desarrollo es la exactitud de la teoría de Marx y Engels a través de las luchas internacionales del proletariado revolucionario. Es natural pues es fruto de la lucha de clases en el terreno de la teoría. Por eso, más que nunca es necesario una lucha intensa contra el revisionismo y el oportunismo por ser los que ocupan físicamente el lugar de la burguesía en esta lucha en el seno de la clase obrera con el objeto de desorientarla y desanimarla en su lucha por su emancipación y la construcción de la sociedad socialista. En este sentido, tanto el revisionismo como el oportunismo se disfrazan de marxistas para combatirlo con estúpidas concepciones y argumentos que nada tienen que ver con el marxismo y su espíritu revolucionario. Una prueba de lo que decimos lo tenemos con el PCPE y PCTE al considerar al socialismo el resultado de la combinación de medidas jurídicas y gestión económica.

El PCPE se expresa así:

¨El poder pasará a manos del proletariado revolucionario que, en el ejercicio del poder democrático de la mayoría social, es decir, la dictadura del proletariado, construirá y defenderá el Estado Socialista bajo el principio del centralismo democrático. Los sectores fundamentales de la producción serán socializados y puestos bajo control obrero, todo el pueblo será incorporado masivamente a la producción y a participación política, el desarrollo científico-técnico y todos los recursos del país se dirigirán a la satisfacción de las necesidades humanas¨ (documentos X Congreso, pág. 82)

El PCTE dice al respecto:

¨La construcción del socialismo en España partirá de la toma del poder y de la organización de la dictadura del proletariado, de la socialización de los sectores económicos altamente concentrados y de la planificación central de la economía para la creciente satisfacción de las necesidades obreras y populares¨ (Tesis XI Congreso, cap. V)

El socialismo científico no está basado en reescribir la Historia a partir de unos conceptos sacado de la cabeza de las personas críticas con la sociedad capitalista, queriendo instaurar un mundo ideal en donde no existan diferencias sociales. El socialis-mo científico está elaborado a partir del análisis científico del régimen capitalista de producción y su desarrollo, es decir, de las contradicciones que se ocultan en el seno de la forma capitalista de producción y que apuntan a una forma de producción nueva que dirija el desenvolvimiento de las fuerzas productivas, impulsada por la acción de los múltiples capitales pero contenida por las relaciones capitalistas de producción.

El capitalismo, a la vez que impulsa las fuerzas productivas va transformando los medios de producción de individuales en sociales, esto es, manejados por una colectividad de personas, lo que convierte al proletariado en la clase destinada a llevar a cabo las transformaciones necesarias para resolver la contradicción inherente al sistema capitalista entre la producción social y la apropiación privada en que se encuentra encallada. Claro, esto desde el punto de vista teórico pues desde el práctico se tienen que dar las condiciones políticas para que el proletariado asuma dicha tarea histórica: su constitución como partido político, es decir, sujeto consciente de la revolución. Ello implica: 1) destrucción del viejo Estado burgués, 2) construcción del nuevo Estado proletario. No es el viejo Estado, sus instituciones y funcionarios, sobre quien recae los cambios revolucionarios. El Estado burgués ha asumido la contradicción capitalista hasta donde puede por medio de la propiedad colectiva capitalista, que no es otra cosa que el Estado burgués como propietario de determinadas empresas que actúan al servicio del sistema en su conjunto a través de producción y precios. En este caso se conjuga en manos del capital, de la burguesía en su conjunto, la propiedad económica, la capacidad para planificar la producción dentro de la lógica anarquía capitalista, como la propiedad jurídica, la capacidad para apropiarse de lo producido. Una vez llegado este punto el capitalismo se convierte en reaccionario: su lugar en la Historia ha dejado de ser imprescindible.

Y esto es lo que precisamente no entiende el revisionismo y el oportunismo pues quieren perpetuar las relaciones capitalistas de producción con nombres ficticios.

 

La pandemia

El Estado impone sus tentáculos a la clase obrera, tratando de contener el virus para salvar el capitalismo. Tiene a disposición un préstamo de 21.300 millones de euros del fondo europeo SURE para financiar ERTE´s, ayudas a autónomos, empresarios…

El virus conocido como Covid-19 ha puesto patas arriba de una manera transitoria al imperialismo: lo ha sometido a un estrés de enormes consecuencias poniendo en evidencia de una manera flagrante su razón de ser como régimen de producción y sus miserias como sistema de explotación. Ha quedado demostrado de una manera palmaria mediante el confinamiento que el capitalismo es un régimen de producción de plusvalía para su posterior conversión en capital; de ahí que el Gobierno PSOE/UP decidiera aplicar los ERTE´s, en una primera instancia, como medida para no agravar la situación de las empresas al exonerarla de pagar las nóminas de los trabajadores para las empresas no esenciales durante el confinamiento, además de introducir, inmediatamente después del proceso de desescalada, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) elaborado fundamentalmente para crear una bolsa de trabajo a la cual recurrirán las empresas como buitres para contratar a trabajadores a un precio inferior de lo estipulado por ley, aunque se venda como una medida social ya que la propaganda del régimen lo presenta como un instrumento para luchar contra la pobreza extrema.

En este contexto debe contemplarse el IMV, una medida que persigue en términos generales corregir las altas tasas de desigualdad y pobreza en el Estado español mediante la aplicación de un ingreso mínimo a los hogares más vulnerables económicamente. Como publica el BOE, el IMV se acoge a las recomendaciones desarrolladas por el Pilar Europeo de Derechos Sociales en donde se establece ¨dotar a toda persona que carezca de recursos económicos suficientes de unas prestaciones de renta mínima adecuadas que garanticen una vida digna. Para las personas que puedan trabajar, las prestaciones de renta mínima deben combinarse con incentivos a la reintegración en el mercado laboral¨

Para su aprobación se ha elegido un momento propicio -la pandemia provocada por el Covid-19- con el objeto de justificar su pretendido progresismo presentándola como un hito de la ¨izquierda¨ en su lucha contra la pobreza, ocultando de paso las verdaderas razones de su procedencia. La política que impulsa el IMV actuará, dice el texto, ¨como un seguro colectivo frente a los retos que nuestras sociedades enfrentarán en el futuro próximo¨, dejando entrever el obscuro futuro que le espera al proletariado con la marcha férrea del imperialismo. La propia existencia del IMV es una manifestación de la incapacidad del régimen de producción capitalista para garantizar a la clase obrera un mínimo ingreso para satisfacer sus necesidades vitales. Está claro, pues, que el régimen lo único que garantiza es la explotación de la fuerza de trabajo para la revalorización del capital. ¡Y en determinadas circunstancias ni eso!

La pobreza en el capitalismo no se puede eliminar, ni siquiera mitigar porque depende directamente de la explotación a que está sometida la fuerza de trabajo asalariada por las condiciones sociales de este régimen de producción. Cuando se habla de pobreza, aunque no se diga, se está refiriendo realmente a la depauperación a que está sometida la clase obrera por las leyes económicas que rigen en el sistema capitalista, entre ellas el salario, medio de sustento del proletariado. En este sentido hay que tener en cuenta que a medida que se desarrollan las relaciones capitalistas de producción aumenta las condiciones para la depauperación de la clase obrera (el empeoramiento de sus condiciones de existencia, hasta el límite de vivir por debajo de las condiciones de la reproducción de las condiciones vitales de la fuerza corpórea), tanto en términos relativos como en términos absolutos debido a las condiciones de la explotación capitalista, es decir, a la modificación de la composición orgánica del capital. Por eso, el origen de la pobreza o pobreza extrema, como a la burguesía y a sus voceros le gusta llamarla, no se debe a la redistribución de la riqueza sino a la división en clases de la sociedad como manifestación de la existencia de la propiedad privada capitalista de los medios de producción, lo que obliga al proletariado, despojado de toda propiedad económica, a vender su fuerza de trabajo por un salario.

En este sentido hay que recordar que el salario no es el valor del trabajo producido por el obrero sino el precio de la fuerza de trabajo que dista mucho entre sí pues la diferencia constituye la plusvalía que se apropian los capitalistas sin pagar nada a cambio, constituyendo el origen de su ganancia. Aunque la plusvalía emane del trabajo no pagado contenido en las mercancías, se da la circunstancia que muchos capitalistas se encuentran impedidos para explotar fuerza de trabajo disponible debido a que no pueden convertir en capital la plusvalía, ya sea por cambios en la composición orgánica del capital, ya sea por estancamientos parciales o general de la producción, etc., etc. Esta parte de la fuerza de trabajo es expulsada del proceso de producción (formando el ejército de reserva) a la espera de ser contratada para volver de nuevo al proceso de producción. Visto desde este punto de vista el IMV no es más que una medida económica transitoria o permanente para financiar desde el Estado una parte de las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo con el objeto de reducir el salario de la parte del proletariado en situación de vulnerabilidad económica, con el agravante de que lo tiene que soportar el conjunto del proletariado, en su mayor parte a través de impuestos, por lo que financia sí o sí al Estado burgués.

Pero este aspecto, aun siendo importante, no es lo fundamental que ha puesto en evidencia la pandemia. Hay otro aspecto relacionado con el anterior que si no se le presta atención pasa desapercibida aunque tiene gran transcendencia para la praxis revolucionaria. Nos referimos a la evidencia de la vulnerabilidad del sistema, a la evidencia del suelo movedizo en que está asentado el sistema, ya que al paralizarse la producción de una manera general (lo que implica la paralización de la producción de plusvalía) amenazando el poder político de la clase dominante, siempre y cuando se tenga que enfrentar con otro poder de clase que tenga claro su objetivo estratégico de acabar con el régimen de producción capitalista a la vez que construye otras relacio-nes sociales basadas en la propiedad colectiva de los medios de producción.

Esta manifestación de vulnerabilidad del capitalismo como consecuencia del parón generalizado de la producción es importante reseñarla por dos motivos: en primer lugar porque destapa la tesis política central del revisionismo y el oportunismo que con-sidera al capitalismo en su fase imperialista como inexpugnable, cuando se ha demostrado históricamente que no es sino un tigre de papel, en palabras de Mao; en segundo lugar porque abre todo un horizonte que combate el pesimismo social que domina el panorama político a pesar de que la teoría m-l no hace sino alumbrar las conciencias de millones de proletarios que se acercan a ella. Sin embargo, la falsa idea de invulnerabilidad del imperialismo se ha ido extendiendo como una mancha de aceite entre las amplias masas obreras socavando sus esperanzas de vivir en una sociedad libre de explotación. Esta tesis revisionista intenta convencer a los explotados de que el capitalismo al evolucionar hacia su fase imperialista se ha convertido en inexpugnable. Sin embargo, la pandemia ha puesto en evidencia que esa idea es totalmente falsa si se mira desde una perspectiva revolucionaria, desde el punto de vista del marxismo-leninismo, y se dirige la lucha hacia el corazón de su sistema de producción: la producción de plusvalía, es decir, las relaciones de producción que lo hacen posible.

Es cierto que una cosa es la apariencia y otra la realidad, pues para que se confirme la apariencia es necesario un proceso social aparentemente al margen del proceso productivo aunque ligado a ello, aspecto del que reniega tanto el revisionismo como el oportunismo. Nos referimos a la toma del poder político de clase como condición necesaria para la construcción de un nuevo orden social: el socialismo. Lo principal de la comprensión de la naturaleza del imperialismo no es que sea una forma de proceder del capital monopolista. La síntesis de esta comprensión pasa por considerar que el imperialismo no se puede reformar limitando la acción de los monopolios a favor de la libre competencia o de la economía nacional, como sostiene el revisionismo, lo cual es un contrasentido del desarrollo del propio capitalismo ya que la libre competencia engendra el monopolio; ni tampoco fortalecer la democracia pacífica (la coexistencia entre países libres respetando su soberanía) lo cual es otro contrasentido del desarrollo capitalista ya que tanto las guerras comerciales como las militares son consecuencia también de la libre competencia capitalista. En consecuencia, el imperialismo trae consigo la tendencia del capital a la dominación general y no a la libertad individual, a la agudización de las contradicciones sociales, etc. Ante el imperialismo no cabe otro proceder que actuar sobre sus raíces, sus condiciones de producción que están enmarcadas en la propiedad privada capitalista y la explotación asalariada de la fuerza de trabajo.

Como decía Lenin, en su libro El imperialismo fase superior del capitalismo, su lugar histórico caducó, ya que el propio régimen de producción transita hacia una estructura económica y social más elevada: las fuerzas productivas, condición de desarrollo del capital, chocan con las relaciones de producción, debido a su carácter privado, lo que hace que choquen no sólo las clases por sus intereses antagónicos sino el propio desarrollo capitalista por el desarrollo desigual y competitivo del capital. En su disparatado movimiento el capital monopolista se apropia cada vez de mayor plusvalía, al concentrar la propiedad y producción en pocas manos, pero encuentra como obstáculo que la masa de plusvalía decrece en cuanto al capital empleado por la caída tendencial de la de la cuota de ganancia. El capital financiero desarrolla la tendencia objetiva de agudizar la explotación de la fuerza de trabajo a la vez que reduce el reparto de la plusvalía entre las distintas fracciones de la clase dominante en favor del capital financiero, lo que exacerba tanto la explotación generalizada de la clase obrera, las contradicciones propias de los distintos capitales imperialistas, el arrinconamiento de la pequeña y mediana burguesa en favor de la gran burguesía imperialista, las contradicciones entre países desarrollados y en vías de desarrollo, etc., etc.

 

La lucha contra la Covid-19 es la lucha contra el imperialismo capitalista

Está claro que la Revolución Proletaria Mundial (RPM) es un hecho incuestionable e inevitable debido a las condiciones materiales de la producción capitalista, que más temprano que tarde se relanzará aunque su momento dependerá no sólo de las condiciones objetivas sino de las subjetivas, es decir, de la existencia del sujeto revolucionario y el desarrollo de las condiciones adecuadas para llevarla a cabo. Con el imperialismo se dan las condiciones objetivas para que la revolución no sea un producto de cada país independientemente de las contradicciones generales del sistema en su conjunto, sino fruto del conjunto de las contradicciones de la estructura global imperialista como sistema único en donde cada país es un eslabón de la cadena, que se manifiesta en cada lugar dependiendo de las particularidades que confluyen en un momento dado.

El proceso revolucionario tiene dos momentos destacados: el primero es la ¡constitución del sujeto, en nuestro caso reconstitución del Partido Comunista, y el segundo el inicio y desarrollo de la Guerra Popular. En cuanto al primer aspecto es necesario ahondar en su concepción puesto que todavía existen serias diferencias de cómo abordar la reconstitución del partido de nuevo tipo debido fundamentalmente a la lucha que se libra entre la línea antigua, que considera el partido como la vanguardia organizada en torno a la línea política revolucionaria, y la línea nueva, que considera al partido como la relación dialéctica entre la vanguardia y las masas explotadas con conciencia de clase que se despliega como praxis revolucionaria.

Hasta la reconstitución del sujeto revolucionario no se puede hablar de revolución puesto que las amplias masas no toman parte del proceso de lucha abierta contra la burguesía, de lucha organizada por la destrucción del Estado capitalista. No se puede hablar de las amplias masas revolucionarias, ni de glorificar el movimiento espontáneo si no está reconstituida la vanguardia y el sector avanzado políticamente del proletariado como movimiento revolucionario, esto es, la existencia del partido de nuevo tipo. En esta etapa se reconstituye el partido como fusión entre la vanguardia, como representante del socialismo científico, y las masas comprometidas con la revolución, que representan al proletariado como clase, que una vez reconstituido empieza a abordar la relación dialéctica con las amplias masas para atraerlos hacia sus directrices mediante la Línea Política de la Revolución Proletaria Mundial.

¡El imperialismo es un tigre de papel!

¡Por la reconstitución ideológica y política del Comunismo!

¡Por la Revolución Proletaria Mundial!

Enero, 2021

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